¿Y qué nos queda a nosotros de la democratización del conocimiento?
- Lina María Olarte
- 23 jul 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 ago 2019

4 semanas de Información y Documentación
La cuarta semana de la asignatura ha sido clave para cuestionarse acerca de la democratización del conocimiento y el intento de muchas instituciones por clasificar lo publicado como más o menos relevante según el tema, la cantidad de publicaciones, el prestigio de los autores, entre otros factores, que resulta siendo contraproducente pues, en su intento por posicionar ciertos artículos por encima de otros con respecto a su contenido resulta dejando a un lado otros que pueden ser diseñados para un público más específico y que no por eso dejan de ser relevantes para la materia de estudio.
En pocas palabras y “hablando metafóricamente” como James Geary en su TED Talk, la democratización del conocimiento es a nosotros lo que es un “tapaojos” para un caballo pues nos evita ciertos elementos del camino pero nos deja sometidos a una sola mirada.
Ahora la pregunta es ¿qué tan positivo es este intento por democratizar la información?, ¿a quién corresponde el buscar buenas fuentes? y ¿cómo puede hacerlo?.
Según Opazo (2016), el intento por democratizar la información resulta en una carrera de las instituciones por monetizar las ganancias correspondientes a la publicación de cierta cantidad de artículos indexados o papers, además de convertirse en una competencia tan solo apta para los más adinerados y no se ocupa de lo verdaderamente relevante como lo es valorar la mayor cantidad de trabajo sin establecer un sesgo y reconocer el trabajo existente detrás de la publicación de cada uno que requiere de una investigación previa, quizá un trabajo de campo o mucho tiempo de consulta.
Ante esta situación, durante la cuarta semana de la asignatura realizamos una búsqueda por medio de bases de datos a través de Scopus y el Repositorio Institucional de la Pontificia Universidad Javeriana que nos dejó ver de cerca la manera en la que se clasifican los artículos como se muestra a continuación:


La revisión realizada demostró que a la hora de consultar un autor en específico, este se vuelve más relevante en la medida en la que cuenta con un número mayor de publicaciones, ha colaborado con otros autores o su producción es relevante por la calidad y la citación y por lo tanto tiene un indíce h superior (factor de impacto para medir el grado de popularidad).

En este punto, también se vuelve posible cuestionar la relevancia otorgada a los artículos académicos pues, a pesar de que las instituciones exigen a sus miembros realizar publicaciones cada cierto tiempo, esto no implica que sean indispensables para el área de estudio y si llegan a ser más visibles que otros. Es importante tener en cuenta que hay una clasificación para los textos académicos y que no es lo mismo elaborar un artículo empírico o un estudio de caso a realizar un artículo científico por lo que estas consideraciones deben hacerse a la hora de clasificar el contenido.
El acceso a las fuentes no es lo único que debe considerarse entonces sino que cada individuo debe plantearse un objetivo a la hora de buscar información y juzgar además de comparar las fuentes.
Entonces ¿Para qué democratizar la información?
Principalmente para promover el desarrollo social pues el estar informado resulta en la participación y en la correcta toma de decisiones siempre y cuando se establezca un ojo crítico respecto a lo publicado.
Considero que es en este punto donde se une lo visto durante las primeras sesiones con lo visto durante la cuarta semana pues la manera en la que se clasifican los textos en la actualidad va de la mano con el "publish or perish"
"Entonces, astrónomos, historiadores, cientistas políticos, biólogos y un largo etcétera consiguen dinero para hacer una investigación (en su universidad o a través de fondos concursables, como Fondecyt), escriben un artículo con los resultados y tratan de ponerlo en una de estas revistas, lo que a su vez les da currículum para conseguir nuevos fondos. Pero, como queda demostrado con el relato de Alejandro Montenegro, no se trata sólo de publicar, sino de hacerlo en la revista con más impacto posible". (Opazo,2019)
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