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¿Qué tanto sabemos acerca de la verdad? ¿Hasta qué punto somos dueños de nuestra información?

  • Foto del escritor: Lina María Olarte
    Lina María Olarte
  • 23 jul 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 6 ago 2019

Bitácora Semana 3 (28 a 3 de Agosto de 2019)






“El nuevo modelo de negocio de la prensa es vender discursos; no contar los hechos. En los años 70 la prensa norteamericana derribó a un presidente mentiroso, y en estos años la prensa ha hecho presidente a un mentiroso”
Javier San Román

La tercera semana de la asignatura de Información y Documentación fue una confirmación de que como seres humanos, llegamos a considerarnos dueños de lo visto, oído y hasta publicado cuando los hechos confirman que esto no es así.


En innumerables ocasiones, había llegado a cuestionarme si los recursos que utilizamos a diario en el ámbito académico son fidedignos o si la información que recibimos por medio de las redes sociales, las plataformas digitales o sitios web es verídica pero no me había dado a la tarea de establecer un ojo crítico respecto al uso de los mismos.


Quizá había oído la palabra “posverdad” pero fue con el TED Talk visto en clase que entendí que somos nosotros como usuarios de la red quienes debemos dar un alto en el uso de estos recursos y plantearnos si el contenido que llega a nosotros puede ser problemático en la medida en la que se ha vuelto una respuesta a ciertos algoritmos, un contenido vago que parte de intereses de otros.


En los inicios de internet, existía cierta libertad para la búsqueda, pero el hecho es que hoy en día, encontramos en la red, muchos valores que resultan de todas las veces que hemos utilizado motores de búsqueda, de las páginas que seguimos en Instagram, de los links a los que ingresamos desde Twitter o de las conversaciones sobre cierto aspecto que tratamos durante un almuerzo con un compañero de trabajo.

En esta medida la información se va limitando y permeando casi en su totalidad a través del tiempo y por lo tanto quien accede a dispositivos electrónicos no tiene control para decidir que puede ver y que no (sentido público y cívico) sino que experimenta y además entra en el juego de la posverdad en donde la información de primera mano es contenido de presunto interés totalmente diferenciado al contenido que resulta de la búsqueda por parte de otros.


Pero, ¿a qué me refiero cuando hablo de posverdad?.


Según Alfonso Bolado (2017), la “post-truth” más allá de ser algo que viene después de la verdad (pues su significado explícito está ligado a la relevancia otorgada a la información dada por otros) es un modo de manipulación con una caja de resonancia compuesta por la televisión y las redes sociales que cuenta con un carácter sesgado pues actúa en contra de una verdad establecida.


Ahora bien, el impacto del sesgo informativo generado por la posverdad no solo resulta en el mal uso de la información sino en el desgaste y deterioro de la actividad periodística como se puede evidenciar en el documental “En la era de la posverdad” que ilustra como al día de hoy, la profesión periodística está sujeta a múltiples variaciones además de un deterioro producto de la gran cantidad de información, la sociedad del espectáculo y a la necesidad de inmediatez de la misma.


Este Documental de televisión Española utiliza la opinión de algunos periodistas para dar cuenta de como antes la profesión exigía una investigación intempestiva y hoy, resulta en grandes compañías que despiden a muchos de su oficio por ir en contravía de una idea como por ejemplo el hecho de no querer compartir cierta ideología política propia de las fuentes de poder que quieren guiar las publicaciones de cada medio de un modo en específico.

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